Como hemos escuchado tantas veces, lo importante no es la meta, es el camino. Es la experiencia, las piedras con las que nos tropezamos, es caernos y volvernos a levantar. Son las personas que están en él. Es el aprendizaje. Es el crecer como personas, el darnos cuenta que como humanos, erramos, el darnos cuenta que somos susceptibles. El compartir.
Y como camino que se precie, no estamos solos, compartir el camino por el que pasamos es lo bonito, es lo que nos ayuda a entender qué hacemos aquí.
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